sábado, 23 de marzo de 2013

Ella soñaba con escapar. Despertaba a media noche empapada, dolorida, implorando un nuevo viaje. Caminaba por los tejados, como una gata escurridiza, trepando por las paredes de aquella lejanía. Sabía que huía, pero no podía encajar un rostro en aquel miedo sinforme. De un modo u otro, el final de esa persecución etérea acababa siempre en aquella casa. Era el callejón de alguna región árida, podía saborearlo en el olor de la arena. Entendía el idioma aunque nunca lo escuchó. Veía extraños y suplicaba de rodillas auxilio divino, hundiendo entre sus telas los ojos cubiertos de lagrimas. Es sabido que imposible llorar para quien sueña, así que debía haber muerto.

Le era todo familiar. Se repetía continuamente. Mismo lugar, misma gente, mismo sensación, angustia y acogida, lejanía y familiaridad; se repetían, una y otra vez, dando vueltas a su alrededor. Giraban como una hélice demoniaca, una tortura onírica de su propia inconsciencia. Le absorbía como una gran licuadora, se sentía mareada y apunto de caer. Debía salir de allí, y así lo hizo entrando en uno de los cuartos. Era una habitación de material pobre, pintada de blanco. Las paredes se caían al igual que el alicatado que las cubría. Junto a la pared, una cama de sábanas sucias. Sobre ella, sentado, un chico. La miraba fíjame. “Siéntate”, dijo. Y ella se sentó a su lado. Y ella escuchó lo que tenía que decirle. Y ella quiso besarle, pero tenía que seguir huyendo. Por eso, abrió la ventana de madera y huyó por los tejados, bajo el sol.

Cuando despertó ya no huia, solo buscaba. Desde entonces sólo sueña que duerme.

martes, 19 de marzo de 2013

Objetivizar


Tú también me utilizas, hace un rato me di cuenta. Llevaba unos días triste, de canciones y cartas que más tarde decidí no enviarte. Pensé que podían dolerte. Decidí guardar tu dolor y hacerlo nuestro. Partir en dos esa carga. También, pensé que en realidad en esa carta iba algo muy mio, y ese fue el principal motivo de mi decisión. Sé que siempre te dolí al llegar al centro. Así que pensé que era mejor no contarte, pero después pensé que tú querrías saber y me sentí terriblemente miserable. Eso pensaba hace unos días, pero, un rato atrás comprendí que para ti ahora era sólo un cuchillo con el que hurgarte las entrañas. Que me utilizabas como barrera y flotador ante miedos y dudas, como principal soporte para tu falta de equilibrio. Lo primero que quiero que entiendas que sigo mareada también. Pretendimos construir un barco invocando tormentas, y llegar hasta la orilla después haciéndonos los muertos.

Por mi parte ya he acabado. Seré un pájaro, una piraña, o me hundiré hasta lo más profundo.

Por eso te susurro "úsame". Ya no duele.
Siempre que observo con mirada lastimera los altísimos precios que revisten las plateas de los teatros, recuerdo con una sonrisa aquellos tiempos en los que nos prometíamos un futuro construido con piezas de música clásica.

Pagaremos lo que sea, es un gasto necesario. Cuando llegue el día vestiremos ropa bonita, y diremos "te acuerdas cuando tomabamos vino a 3 euros y fantaseabamos con esto".

Y yo siempre te imaginaba con pajarita y bigote. De ardilla, nunca de gato.

Y yo siempre imaginaba mi risa enredada en tus bigotes.

viernes, 15 de marzo de 2013

Id

Esta mañana decidí entrar al blog temiendo encontrar. Sentí el rechazo que causa el enfrentarte a letras que aún pueden estar calientes. Sintiendolas frías como el hielo, he pensando que quizá mi cabeza se sintiese de un modo parecido. O la media sonrisa que ha dibujado. Terrorífico. No recordaba la fortaleza que puede proporcionar la ausencia de sentimientos. Si tuviese que describirlo sería algo así como esa carcajada malvada de los malos malísimos.

La cuestión es que encontré este texto que escribí hace tiempo pero que por algún motivo (cobardía quizá, falta de ganas) decidí no publicar:

"Te extraño porque contigo escribía, más solo escribo cuando estoy triste. Aprendí muchos placeres, pero no el que otorga ser feliz. Empiezo a practicarlo. Sé que me lias como nunca nadie pudo hacerlo. Me lias hasta extremos insospechados. Podría decirte cosas tan dolorosas que ninguno de los dos ganaría."

Al leerlo me he dado cuenta de que todo lo acontecido en el último año ha sido algo así como el vapor de una ducha caliente. Calido, pero turbio. Son esas duchas que te dejan exhausta, sin energía, y que aunque al meter el cuerpo te prometes no salir jamás, al cabo de un rato comprendes que algún día debes cerrar el grifo y salir al exterior. En el espejo deja paso al fin al reflejo que ahora observo sola. Toco el rostro de lo que casi parece un extraño ahora y lo estrujo con suavidad. Placentero y simple.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Error 1. Girar la vista atrás


Fumo, expulso el humo y sé que me hará mal. Por primera vez trato de no pensar en nada. Busco el sueño como el preciado soma. Quiero una canción antes de dormir, pero sé que todas suenan tristes. Las alegres me molestan. Huyo sin más y busco el día. Sé que me hará bien. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Te echo de menos

Y no sé qué puedo hacer para que la noche deje de dolerme de una manera tan profunda. Me niego a olvidarte. Empezaría una conversación en la que solo dijese "te quiero te quiero te quiero te quiero" si no supiese que me despreciarías, que tú respuesta sería tan vacía de contenido como mi dignidad después. Se le puede dar la vuelta a un reloj pero nunca irá hacia atrás en el tiempo. La hipocresía me hubiese sido de más ayuda, dalo por seguro. Quizá con esto aprenda que no pensar siempre hizo más fácil el camino. Hay que tomarse las cosas con calma y mentir a la vida diciéndole que no te importa. No soporto la mentira. No soporto el dolor. A partir de este instante predicaré con el ejemplo. Haré de la noche mi acompañante, seré como ella, oscura y fría.

Tu voz, tus manos, la forma en como me mirabas... ¡Te echo de menos! ¿Qué pasa con eso? Yo no decido, simplemente ocurre. Eramos geniales cuando eramos. No entiendo lo que es dormir si no me abrazas.